Expresiones Marineras: Quemar las naves

Además de fans de las rías gallegas y de las sobremesas en compañía de amigos, en Rías Atlánticas también nos encanta conocer el orígen y significado de las cosas, sobre todo si tienen relación con el mar. Por eso, en este blog tenemos una sección dedicada a las "expresiones marineras", esas que todos utilizamos en nuestro día a día pero que, en muchos casos, no sabemos de dónde vienen. En anteriores entradas hemos hablado de algunas como "irse al garete", "abarrotar", "a palo seco" o "salvarse por los pelos" y hoy nos toca una que nos encanta: Quemar las naves.


La expresión que hoy nos ocupa es de esas que, además de ser muy conocida, cuenta también con una sonoridad propia y especial. En la prensa deportiva e incluso en la crónica política, la hemos escuchado hasta la saciedad y en la vida mundana también es muy utilizada, sobre todo en cuestión de amoríos.

Cuando hablamos de "quemar las naves" nos estamos refiriendo a gastar los últimos esfuerzos con la intención de obtener algún logro con cierto carácter heróico. De tal manera que si conseguimos el objetivo será algo definitivo pero, si fracasamos en el intento, este fracaso también será definitivo.

Hay bastante discusión sobre la persona que utilizó por primera vez esta expresión. Algunas fuentes hablan de que el primero en hacerlo fue el gran Alejandro Magno, allá por el 335 AC, al poner en pie en tierra Fenicia para enfrentarse a una de sus más grandes batallas. Nosotros, sin embargo, vamos a utilizar la versión del orígen de esta expresión atribuída a Hernán Cortés, de la cual hay muchas pruebas, dejando de lado si él fue el primero en utilizarla o no. 

Cuando Hernán Cortés llega a las costas mexicanas en 1517 lo hace con 600 hombres, 11 barcos  y 20 pequeños cañones a lo que hoy es el puerto de Veracruz. Su objetivo era ambicioso, nada menos que la conquista del territorio dominado por el imperio azteca, en aquella época formado por más de cinco millones de personas. Parece ser que la moral de las tropas que lo acompañaban no estaba todo lo alta que debiera para iniciar una aventura tan colosal, o eso debió pensar Hernán Cortés, porque lo primero que hizo al poner el pie en tierra fue inutilizar los barcos en los que habían llegado. En vez de quemadas, según las crónicas las naves fueron barrenadas, aunque la expresión "quema de naves" se utiliza a partir de Juan Suárez Peralta, historiador novohispano del mismo siglo XVI. Sea como fuese, los dejó inutilizados, impidiendo de esta forma que su "ejército" se viese tentado a desertar y huir en los navíos.

El caso es que, al menos en nuestro idioma, desde que Hernán Cortés realizó esta "mabiobra" la expresión fue popularizándose y alcanzando en significado con el que ahora la conocemos y que es el que la ha llevado hasta nuestro apartado de Expresiones Marineras, a pesar de ser una expresión más militar que marinera.

Y para concluir este post nada mejor que un enlace a este hermoso poema de Mario Benedetti titulado, como no podía ser de otra manera, Quemar la Nave.